Un afiche
Uno sonríe, ¿les pasó? Uno ve el afiche y aunque hay un primer momento puzzle, tres segundos después a lo mejor hasta se ríe. Ah, pero… Deténgase a mirar. Por encima de todo y más grande, un marine, creo, yo sólo los he visto en películas y en fiestas de Halloween. No le ha dado mucho el sol, al chiquillo, su tez bien rasurada es lo que se ha dado en llamar blanca. Abajo y mucho más pequeños están los que -pese a estar abajo- son o deberían ser los más importantes: el pastor y la profeta (en orden de aparición) que sí estarán de cuerpo presente en el evento que se anuncia, allá en la remota Talamanca, tierra insalubre para muchos costarricenses; hogar entrañable para sus habitantes, que son los que importan a efectos del anuncio.
Surge orgánica la idea de un chiste al estilo años ochenta: van un marine, un pastor y una profeta por una playa caribeña cuando… Por ahora sólo tengo el inicio y algunos elementos buenos para el guion: que son tiempos de milagros, que el marine se va a insolar y que los diálogos son entre inglés e ingles… Quizás el pastor pide un milagro y el marine le dice a la profetisa que avise pa’cuando. Entonces ella…
No sé, habría que tramar. Por cierto, ya nadie cuenta chistes como antes. Los chistes, mis millenials queridos, eran una narración con inicio, desarrollo, nudo y gancho final. Su construcción y narración requerían ciertas dotes artísticas e intelectuales. No podíamos imaginar, hace treinta años, que un día habría algo más breve que un chiste; pero sí, el meme mató al chiste.
Volvamos al afiche. Tiene una estética de mapa bélico de esa guerra sin cuartel del pobre pueblo escogido, mejor hubiera sido que no lo escogieran. El fondo, de paradisiaca y pecaminosa playa caribeña, nada. Es un sitio inhóspito, color Tierra Santa, con un acantilado del cual salta un homúnculo de un risco al otro, si no se queda enganchado en la Q de ese “CONQUERS” escrito con pesados tubos de acero como de jaula para talibanes. La Q, de hecho, es un llavín.
Con lo lectora que soy, y no me había dado cuenta de que el soldado estaba leyendo, para que después digan que no abren un libro. Creía que era una caja blanca, un ataúd, y por eso él bajaba la cabeza, reverencial. Qué estará leyendo, pregunto majadera. Que es un lingote de erythroxylum kuka, responde un amigo mío diseñador gráfico. Este nexo entre biblia y droga es mea culpa.
Todo es posible, máxime si es con doble ese, y ahí dice “possible” porque la i y la m, como pueden ver, cayeron al infierno abisal. La idea ya requete manoseada es que nada es imposible (sólo que un hombre muera de parto, decía un profesor de filosofía, y casos se han dado, añadía profético).
Este afiche es un meme… para ciertas personas. El humor, ah, el humor. Humor: “Cada uno de los líquidos de un organismo vivo”, nos dice la RAE en su sexta acepción. A ver quién mantiene bajo control los líquidos de un cuerpo vivo una vez que se han desbordado. Este afiche podría ser un meme para algunos artistas e intelectuales de la GAM. Pero con los chistes pasa que de repente hacen ¡juas! y le caen encima a uno y en un santiamén el chiste podríamos ser nosotros, manifestándonos frente al Ministerio de Cultura, que es casi como ir a apedrear la casa de Isaac Newton cada vez que se cae un avión.
Ah, ya se me está ocurriendo un chiste: Van un pastor, una profeta y un marine, biblia en mano, y deciden quién será el próximo presidente de Costa Rica. Ríanse ahora.
CATALINA MURILLO
Escritora y guionista
@catalina_murillo_valverde