Angkor Wat: La legendaria ciudad perdida declarada Patrimonio de la Humanidad

Angkor es una antigua palabra del sánscrito para referirse a ciudad; las palabras thom y wat son del actual Idioma jemer para "grande" y "pagoda" respectivamente. Así pues Angkor Thom se puede entender como la Gran Ciudad y Angkor Wat como la Ciudad del Templo.

Un poco de historia

La historia de Angkor Wat se remonta al siglo II después de Cristo, época en la que se estableció el reino de Funan, de origen indio. Se establecieron en la zona comerciantes indios y durante cuatro siglos se vivió una época de prosperidad y tranquilidad.

El comienzo de su época dorada se inicia en año 802 dC, se inició el culto a las deidades hindúes y sometiendo a las tribus circundantes, creando un único reino del que se declara Devaraja (Rey-Dios). Para reforzar la imagen de su ascendencia divina, se empieza a construir grandes obras religiosas, iniciando una tradición que continuarán sus sucesores durante siglos, produciendo multitud de templos hasta el abandono de la zona, a mediados del siglo XV.

Entre los años 889 y 915, se establece la capital en la ciudad de Yashodarapura y junto a ella se edificará siglos más tarde Angkor Wat, el templo más importante de Angkor. Su preponderancia era ineludible y lo es en la actualidad, siendo considerado icono de la cultura de Camboya y que incluso lo incluye en su bandera.

La zona era particularmente conocida por sus templos. Su estilo arquitectónico estaba fuertemente enmarcado por híbridos de los modelos de la India en conjunto a otros asiáticos.

El periodo de mayor esplendor de Angkor se corresponde con el reinado de Jayavarman VII, quien amplió las fronteras del imperio y mandó construir los templos de Bayon, entre los años 1181 y 1220 d. C. ya bajo la religión budista.

El hinduismo fue la religión dominante hasta el siglo XII, fecha en la que ya habían sido erigidos la mayoría de los templos. La organización y construcción de los templos tiene su origen simbólico en el Monte Meru, considerado como el hogar de los dioses y el centro del universo hindú, por lo que la mayoría de los templos de este período tratan de representar el ascenso al monte, con escaleras muy pronunciadas que simbolizan el ascenso a la montaña sagrada, mientras que los templos elevados y sus característicos remates evocan la cima de la montaña. A partir de la entrada del budismo en el siglo XII, los templos se tornan más horizontales, y las imágenes de Buda reemplazan la iconografía anterior. En Angkor se dan varios casos de templos de origen hinduista que posteriormente fueron reformados como templos budistas.

El final del esplendor de Angkor

En 1177, Angkor fue saqueada por los Cham, un pueblo ubicado en el actual Vietnam y enemigo tradicional de los jemer. Pocos años después, se expulsaron a los invasores y se ampliaron las fronteras del imperio, y abandonó el hinduismo y se convirtió al budismo, estableciendo la nueva capital en el cercano Angkor Thom, con Bayon como nuevo templo.

A finales del siglo XIII, el rey Jayavarman VIII retornó a las creencias hinduistas, destruyendo parte del legado de Jayavarman VII y mejorando algunos templos hinduistas, incluido Angkor Wat.

El reinado de este monarca, Jayavarman VIII, marcaría el final de la época de esplendor de Angkor, que sufriría repetidas invasiones en los años siguientes: los mongoles de Kublai Kan por el norte, en el año 1283, y los siameses por el este en repetidas ocasiones, acosaron al imperio Jemer.

A Jayavarman VIII le sucedió Srindravarman en 1295: este nuevo rey, que en los años anteriores había sido ordenado monje budista en Sri Lanka, cambió nuevamente la religión del imperio hacia el budismo. Tras la finalización del reinado de Srindravarman, en 1327, Angkor entra en una etapa de recesión, que culminará en el abandono de la capital hacia la actual Phnom Pen en 1432.

Como consecuencia de ello se realizaron diversas tareas de restauración en Angkor Wat, de las que queda constancia en una inscripción del año 1577. Sin embargo, esta nueva ocupación de Angkor duró poco, pues en 1594 los siameses conquistaron el débil imperio camboyano, y Angkor fue abandonada definitivamente.

En el año 1863, Camboya se convirtió en protectorado francés, y varios grupos de exploradores llegaron a Angkor: uno de los primeros fue el fotógrafo escocés John Thomson, quien trabajó también para la Royal Geographical Society. En 1866 realizó una serie de cincuenta fotografías, especialmente de Angkor Wat, y lanzaron definitivamente a la fama el templo de Angkor Wat.

En 1898 se fundó la École Française d’Extrême-Orient con el propósito de estudiar el patrimonio artístico de la Indochina bajo dominio francés. En 1907 Siam (actual Tailandia) cedió varios territorios a Camboya, entre los que se encuentra la zona de Angkor. Desde el año 1.908, el Conservatorio de Angkor es el responsable del mantenimiento de los templos, dependiente del Gobierno de Camboya.

El misterio de su abandono

Primera tesis

No se conocen con certeza las razones por las que Angkor fue abandonada: una de las más probables fue la decadencia del Imperio jemer, principalmente a causa de las incursiones mongolas (1283) y siamesas (entre 1369 y 1431), que evidenciaron la excesiva cercanía de la capital respecto a los invasores, por lo que los gobernantes pudieron determinar la búsqueda de un sitio más seguro al sur del lago Tonlé Sap, en las zonas cercanas a las actuales ciudades de Nom Pen y Udong.

Segunda tesis

Donde los la mayoría de historiadores coinciden, es que el esplendor del Imperio jemer se asentó sobre su dominio del agua. Originalmente la llanura de Angkor estaba ocupada por espesas junglas que se inundaban tras las lluvias monzónicas. Los jemeres construyeron una extensa red de canales y embalses para gestionar toda esta agua, de forma que podían evitar las inundaciones a la vez que abastecían enormes extensiones dedicadas al cultivo de arroz y acumulaban reservas hídricas para la estación seca.

Esta red de canales, que llegó a alcanzar superar los mil kilómetros de conductos, posiblemente la obra de ingeniería más avanzada de su época. Sin embargo, estos grandes avances fueron posiblemente los culpables del colapso del imperio pocos años después de alcanzar su máximo apogeo.

Para poder construir su gran capital y los asentamientos circundantes, además de las plantaciones de arroz necesarias para alimentar a una población cada vez más numerosa, los jemeres tuvieron que deforestar casi toda la llanura de Angkor. La ausencia de árboles rompió el ciclo natural de las lluvias, generando épocas de sequías y lluvias más torrenciales en la época del monzón. Estos violentos aguaceros, unidos a la deforestación, erosionaron el suelo convirtiéndolo en inservible para la agricultura.

Además, los sedimentos que arrastraba el agua acabaron cegando muchos de los canales e incluso algunos de los inmensos embalses, dejándolos completamente inservibles. Tras soportar varias décadas en estas condiciones, la red hídrica de Angkor acabó colapsándose. Sin posibilidad de cultivar, sus habitantes se vieron obligados a abandonar la inmensa ciudad. Poco a poco, las ruinas de Angkor fueron devoradas por la selva y la inmensa capital del Imperio jemer cayó en el más absoluto de los olvidos.

En cualquier caso, las verdaderas causas del abandono de Angkor siguen siendo un misterio, pero sí que se sabe que fue abandonada en el año 1432, y la nueva capital establecida en Lovek, cerca de la actual capital, Phnom Penh.

El redescubrimiento de Angkor

Todavía persiste la leyenda de que Angkor Wat cayó en el olvido hasta que fue redescubierto a finales del siglo XIX. En realidad, Ankor nunca fue completamente abandonado, permaneciendo en la memoria colectiva del pueblo jemer e incluso trascendiendo las fronteras de su imperio. La primera visita documentada de un occidental a Angkor Wat acaeció en el año 1586, y fue realizada por el fraile capuchino portugués António da Madalena.

Patrimonio de la humanidad

Sus templos y monumentos, localizados en las proximidades de la actual ciudad de Siem Riep, fueron declarados en 1992 Patrimonio de la Humanidad. Y de todos ellos destaca Angkor Wat, considerado uno de los tesoros arqueológicos más importantes del mundo. Este templo, que fue el centro político y religioso del imperio, se ha convertido en un símbolo de Camboya y su silueta figura en la bandera del país.

Angkor se extiende por unos 400 km2, cubiertos en gran parte por la selva, y encierra los admirables vestigios de las distintas capitales del Imperio Jémer, que estuvo en su apogeo entre los siglos IX y XIV. Entre esos vestigios destacan el célebre templo de Angkor Vat y el del Bayon, situado en Angkor Thom, que está ornamentado con innumerables esculturas. La UNESCO ha puesto en marcha un vasto programa de salvaguardia de este sitio simbólico y de su entorno.

El sitio es excepcional por la calidad de su arquitectura, adaptada al medio ambiente natural y a la función religiosa del templo, así como por la calidad de sus ornamentaciones de piedra tallada.

Ankor Wat y sus Elefantes

Uno de los elementos más controvertidos de este destino son los paseos en elefante que se ofrecen en el Parque Arqueológico Angkor de Siem Reap, pero ahora, gracias a la presión de los activistas, el parque prohibirá de los paseos en elefante a partir de 2020.

La nueva política fue anunciada en junio de 2019, y representa gran paso para la compañía Apsara, que administra el parque. En ese momento, se anunció que dos de los catorce elefantes del parque ya habían sido reubicados en un bosque cercano y que los otros serían transferidos a principios del 2020. En ese punto, podrán vivir bajo el cuidado de la Asociación de Manejo de Elefantes.

El elefante es un animal grande, pero también es gentil y ya no queremos ver a los animales siendo utilizados para actividades turísticas”, dice Long Kosal, representante de prensa de Apsara. “Queremos que vivan en su entorno natural”.

Los paseos en elefante en Angkor Wat despertaron la preocupación de la comunidad internacional por primera vez en 2016, cuando un elefante llamado Sambo murió de una mezcla de golpe de calor y agotamiento. Acostumbrados a transportar a los turistas por el parque y a escalar montañas a diario, los elefantes están sometidos a situaciones estresantes y agotadoras, razón por la cual muchos en la comunidad local están contentos con el cambio. “Apoyo la decisión de transferirlos”, dice Ly Huoch, residente de Siem Reap, “porque los elefantes trabajan muy duro y deberían ser libres. Siento lástima por ellos”.

De acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza, la población de elefantes asiáticos se ha desplomado en al menos un 50% desde principios del siglo XX. Con la nueva postura de Angkor Wat, es posible que otros lugares sigan su ejemplo para ayudar a que estos animales en peligro tengan una vida mejor.  (Fuente CNN)

MARIANNA KONSTANZA

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