Reactivación postpandemia, europeos apuestan en grande
JORGE LUIS ARAYA
Aunque las protestas mundiales contra el bochornoso racismo en Estados Unidos acapararon la agenda noticiosa de los últimos días, otras noticias llamaron la atención, en este caso sobre decisiones de los países de la zona euro tendentes a afrontar el no menos actual descalabro económico social causado por la pandemia Covi 19.
De lo más notable, un multimillonario plan del gobierno alemán para apoyar a las familias y los gobiernos locales golpeados por la pandemia del coronavirus.
Más al sur, en España, el gobierno creó un debatido ingreso mínimo vital (IMV) para más de dos millones de pobres, además de un millonario “fondo de liquidez” para inversiones en sanidad, educación y recuperación de la economía.
En el ámbito regional, el Banco Central Europeo (BCE) decidió añadir 600 millones de euros a un plan de 750 millones que ya había aprobado en marzo para la compra de bonos de la deuda y permitir que los vencimientos de deuda se sigan reinvirtiendo.
Estamos hablando de planes de una envergadura mayor a la del plan Marshall para la reconstrucción de Europa desarrollado después de la Segunda Guerra Mundial.
El accionar europeo contrasta claramente con lo que se observa en la geografía latinoamericana, donde los gobiernos en su mayoría arrastran los pies en la formulación de medidas anticrisis, pese a su urgencia, y siguen los mismos caminos trillados de siempre que llevan a los mismos despeñaderos.
Un ejemplo, el propio caso costarricense, donde la dirigencia política y empresarial coincide en querer financiar la crisis con más endeudamiento, que se recargará como de costumbre sobre el lomo de sectores medios y bajos a través del regresivo sistema tributario, en vez de repartir las cargas de una manera más justa como recomiendan los organismos internacionales.
Esto mediante una reforma fiscal que eleve la tributación de la riqueza (escandalosamente baja) y cierre portillos a la evasión y elusión fiscal (escandalosamente alta según parámetros internacionales), y otras ideas innovadoras para allegar los recursos sin necesidad de comprometer el patrimonio nacional y sin profundizar la desigualdad y la pobreza.
Reactivación
Hablando de maneras de encarar la crisis, como se mencionó anteriormente, en Alemania la semana pasada la coalición de gobierno liderada por la canciller Angela Merkel acordó un plan de reactivación económica postpandemia de 130.000 millones de euros (unos ₡85,5 millones de millones).
El plan contempla apoyo a las familias y a las comunidades locales golpeadas por la crisis, e incluye una reducción del impuesto al valor agregado (IVA).
Este acuerdo de los tres partidos de la coalición –la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel, Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) y el Partido Socialdemócrata (SPD) - se suma a un paquete de 156.000 millones de euros (alrededor de ₡102,6 millones de millones) aprobado por el gobierno el pasado marzo, al inicio de la pandemia.
El nuevo paquete – que estará en vigor desde el 1 de julio al 31 de diciembre – además del apoyo a las comunidades y empresas (condicionado en este caso al cumplimiento de requisitos ambientales) introduce una ayuda por hijo de 300 euros (unos ₡200.000), y la bajada del IVA del 19 al 16 % en el tipo normal, y del 7 al 5 % en el tipo reducido. Habrá entonces más dinero para el consumo de las familias y reactivación de la economía.
España
El gobierno de coalición (Partido Socialista y Unidas Podemos) presidido por Pedro Sánchez, anunció la creación de un “Fondo de Liquidez” de 16.000 millones de euros (₡18,4 millones de millones) para servicios sociales y recuperación económica.
El fondo destina 9.000 millones de euros para sanidad, 2.000 millones para educación y 5.000 millones de euros para recuperación de la economía.
Otra medida es la creación Ingreso Mínimo Vital (IMV), una prestación de la Seguridad Social que pretende auxiliar a sectores vulnerables más golpeados por la crisis, y reducir en 80% la pobreza extrema.
En junio las primeras 75.000 familias (255.000 personas) recibirán de oficio en sus cuentas bancarias (sin necesidad de solicitarlo) el ingreso mensual.
La medida, que se debate también en otros países, era estudiada desde hace meses y el Gobierno español aceleró su aprobación ante la grave crisis económico social causada por la pandemia, con un fuerte incremento del desempleo y la pobreza.
El monto del IMV está entre 461,5 y los 1.015 euros (₡303.670 y ₡667.870) dependiendo de la composición del hogar, del patrimonio y del nivel de ingresos.
Así, por ejemplo, en el caso de una familia compuesta por dos adultos y dos menores, sus ingresos del año anterior no deben superar los 10.500 euros (unos ₡7 millones).
A un costo anual de 3.000 millones de euros (alrededor de ₡1,9 millones de millones), el beneficio deberá llegar a unos 850.000 hogares (unos 2,3 millones de personas).
Ya antes de la pandemia las estadísticas oficiales contaban 12 millones de personas (la cuarta parte de la población española) en situación de pobreza o riesgo de pobreza.
El IMV será permanente como una "política de garantía de rentas que ampara a quienes peor lo están pasando, combate la pobreza y contribuye a la recuperación económica de nuestro país", explicó el presidente Sánchez en Twitter.
Por su parte Pablo Iglesias, vicepresidente de Derechos Sociales del Gobierno, destacó en rueda de prensa que se trata de una medida de justicia social, porque “uno de los fundamentos de la democracia es la redistribución de la riqueza”.
Será un instrumento "especialmente útil" en la lucha contra la pobreza infantil y servirá para la recuperación económica, pues los ingresos irán directamente al consumo, enfatizó.
Reconstrucción
Estos avances europeos en política social en países de la zona euro vienen luego que a mediados de mayo pasado el presidente francés, Emmanuel Macron, y la canciller alemana acordaron proponer la creación de un fondo europeo de 500.000 millones de euros (₡329 millones de millones) para la reconstrucción de las economías de los países de la Unión Europea (UE) más castigados por la pandemia.
Esa suma se uniría a los 500.000 millones de euros ya aprobados por los ministros de Finanzas de la UE.
La iniciativa constituye “una respuesta corta" a la crisis planteada por la pandemia, a la que seguirá una "respuesta larga" para afrontar las consecuencias a más largo plazo, explicó Merkel.
"Tenemos que actuar de manera europea", añadió la canciller, tras reconocer que hay países de la zona euro más afectados que otros, y que las circunstancias actuales ponen en peligro la unidad de la UE.
Para la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, la propuesta franco-alemana "va en la dirección" del plan de recuperación en el que trabaja actualmente el Ejecutivo comunitario.
La economía de la zona euro pasa por el peor momento en cualquier periodo desde que se creó el proyecto comunitario. Solo en el trimestre de abril a junio, el movimiento económico se contrajo en 13%, dicen los cálculos.
Mientras llega el gran plan de reconstrucción, los países se están endeudando para costear la crisis sanitaria, las ayudas a sus empresas y los subsidios de desempleo.
De momento las estimaciones de la CE prevén un salto de la deuda de 84,1% a 102,7% del PIB para el conjunto de la zona.
Para el gobierno comunitario las prioridades ahora son el control de la pandemia y la reactivación de la economía, por lo que flexibilizó las severas reglas de gasto fiscal que comprometían a los países, entendiendo que solos no podrán salir adelante y se impone la cooperación solidaria entre los miembros de la unión.
Compra de deuda
En otra sonada decisión, el BCE anunció que utilizará 600 millones de euros adicionales para la compra de la deuda.
La decisión se dio en momentos en que surgían dudas en los mercados acerca de si serían suficientes los 750 millones de euros del Programa de Compras de Emergencia Pandémica (PEPP, siglas en inglés) lanzado por el BCE en marzo, del que ya se había empleado más del 30% en los primeros tres meses.
De esta manera, el programa cuenta con 1,35 billones de euros (aproximadamente ₡888,3 millones de millones) para compra de bonos de la deuda para hasta finales del 2022, por lo menos, o hasta cuando el consejo de gobierno del BCE considere que la crisis de la pandemia pasó.
Además de incrementar el PEPP, el BCE decidió seguir con el programa de compra de activos (APP, siglas en inglés), de 120.000 millones de euros (₡78,9 millones de millones), y mantener los tipos de interés intactos.
La Directora de la entidad, Christine Lagarde, justificó las medidas adoptadas en la necesidad de apoyar la economía durante la reapertura gradual que están iniciando los países, y para proteger la estabilidad de precios a mediano y largo plazo cuando la zona euro bordea la deflación (baja de precios).
-Con información de DW, RT, BBC, El País.
JORGE LUIS ARAYA
Periodista