Preguntas Inocentes
JOSÉ MANUEL ARROYO
A propósito de lo ocurrido en la Sala Tercera de la Corte Suprema
¿A partir de ahora, en el Poder Judicial, ante faltas cometidas por sus empleados, en lugar de sanciones se impondrán incentivos?
¿En lugar de llamadas de atención, suspensiones o despidos, al infractor se le darán becas, licencias con goce de salario, ascensos, premios o menciones honoríficas?
¿Si la falta es verdaderamente grave se le nombrará Director, Coordinador o Presidente de algo? De veras que hay que vivir para ver.
¡Quién lo hubiera sospechado después de imponerse por tanto tiempo las corrientes más represivas en el régimen de sanciones menores y mayores!
Quedamos a las puertas de la revolución total.
¿Habrá llegado la hora de una reforma íntegra al Código Penal donde, el lugar las multas, prisiones e inhabilitaciones, sea ocupado por becas de estudio, bonos de vivienda o asignaciones familiares?
¡Por cuáles caminos insospechados, por qué designios providenciales, nos hemos acercado al abolicionismo penal y disciplinario! Desde el Cielo de los rebeldes incurables, Louk Hulsman y Michel Foucault estarán brindando eufóricos.
[Me disculpo por el tono ácido o irónico. Uno no sabe ya si reír o llorar].