Paranoia y Política: una instantánea sobre la teoría de la conspiración
JOAQUÍN ORTEGA
“¿Qué pensarías si te dijera que el caos tiene un director?”
Adolf Hitler. Mi Lucha
“Sólo conozco al caballero de grado superior al mío, y éste al naómetra de grado superior al suyo, y cada uno sólo conoce a uno solo. Y así lo deseo”
Umberto Eco. El Péndulo de Foucault
LO NO CONVENCIONAL SERÁ LA HIPÓTESIS DE TRABAJO
La ciencia ficción, las teorías literarias de la conspiración y los contrafácticos se han convertido en una fuente constante que prefiguran análisis poco trillados y futuribles políticos para el mediano, corto y largo plazo. Esta tarde, vamos a conversar acerca de la combinación, bastante común, que se da entre paranoia y política, entre poder y motivaciones secretas. Lo más importante de esta instantánea temática, es hacernos la idea de delinear un mapa de vuelo, en donde, muchas veces, la irracionalidad política se convierte en una fuente de interpretación para deducir algunas actitudes o decisiones políticas. La explicación no convencional será nuestra hipótesis de trabajo, para juzgar situaciones ininteligibles, a las cuales, como diría Jung -o como también hizo referencia Nietzsche en la Gaya Scienza– se aspiran entender, desde una realidad conflictiva; ya que, circunstancias demasiado complejas, deben observarse desde distintos puntos de vista, aunque de buenas a primeras nos parezcan infundadas o irracionales sus conclusiones.
LA PARANOIA
Cuando hablamos de paranoia, vamos a hablar de una circunstancia psíquica, una condición clínica… lo que llamaba Freud una psicosis crónica, en donde se vive una especie de enfermedad delirante. Esta enfermedad delirante, este achaque del aparato anímico, es un delirio más o menos sistemático, en el cual la locura está presente. Una locura vista como desorden del espíritu -sugerida desde el sentido griego- no nos resulta ajena. Así, tomando el punto de vista científico o clínico, se podría decir que posee cuatro vertientes específicas. Una de ellas es el delirio de persecución, otra de estas es la erotomanía, la otra es lo que se llama el delirio celotípico, y la última de ellas, es el delirio de grandeza.
La primera, el delirio de persecución, se refiere a individuos que sienten que el mundo está contra ellos, o que hay una serie de personas que están fraguando un golpe en su contra, ya sea un golpe moral, un golpe físico, un golpe económico, etc.
La segunda, es la erotomanía, la cual pasa por ser una fijación sensual, erótica, en la cual la persona se siente observada por todos. Ocurre en hombres y mujeres. Literalmente es esa gente que se autopercibe como “buenota” o “buenote” y que creen que todo el mundo pretende tener una relación sexual con ellos, o que creen que, a través de la sexualidad -o de esa concepción, que consideran acerca de su propio erotismo irresistible- pueden lograrlo todo.
El tercero tiene que ver con una concepción marcada por un manifiesto sentido de posesividad sobre el otro, sobre el objeto de su afecto: “tú me perteneces y no podrás ser nunca de más nadie”, pudiera ser la frase que mejor los describe.
Por último, está el delirio de grandeza, que les ocurre tanto a personas importantes como a personas comunes, las cuales creen que cada una de sus actividades -así sean, de las más simples, desde un gesto hasta la redacción de una constitución- son tan importantes que van a transformar o a cambiar el mundo en su totalidad.
Para Freud, la paranoia era una defensa contra la homosexualidad, es decir, en la medida que el individuo trataba de deshacerse, o trataba de esconder su pulsión sexual hacia el mismo sexo, entraba en un proceso de autonegación y de allí se deslizaba, tras un largo proceso a la paranoia. Hay un famoso caso, que es el caso Schreber que trabaja Freud profundamente y que es clave para entender este padecimiento.
PREJUICIOS, MIEDOS Y FOBIAS
A su vez, este desorden también se ha relacionado con los prejuicios y con las fobias que tienen las personas y que se agudizan cultural o estructuralmente; es decir – si yo tengo un prejuicio contra los colombianos y de alguna manera, empiezo a tener jefes o superiores de esa nacionalidad, puedo comenzar a generar alucinaciones unidas a molestias y odio, hasta el punto de considerarlos como mis enemigos- esto se va retroalimentando y se va convirtiendo en un cuadro clínico importante, por ejemplo, tal actitud, sería desastrosa para una persona que viva en una sociedad multirracial o multicultural, porque podría generarle, en el mediano plazo, un cuadro de no convivencia política, de intolerancia, de deslizamiento hasta la baja autoestima y de negación de la otredad.
La paranoia se entronca con el tema de los miedos y aquí entramos al terreno filosófico. Hay una frase maravillosa de Hobbes en su autobiografía – en 1588, los españoles entraron al puerto donde nacería Hobbes- Él nace bajo fuego enemigo- y pronuncia lo siguiente: “cuando yo nací, mi madre parió a unos gemelos, yo y el miedo”, es algo interesantísimo y además revelador de toda la estructura antropológica que bosqueja, de grado en grado, la filosofía política de Hobbes.
El miedo es elemental, el miedo puede racionalizarse, y el miedo es una fuente para justificar teorías políticas, para justificar filosofías y maquinarias de represión, para justificar la acción o la inacción. Así Hobbes, digamos que atraviesa toda su antropología por una visión del miedo, del temor, en este caso es un temor racional, el temor a la rebelión a la guerra civil o el temor a lo que se llama la incertidumbre social.
PODER Y DOMINACIÓN
Aquellos que vivimos en sociedad más o menos organizada y con instituciones, estamos al tanto del poder, como un ejercicio de dominación, asimismo, este poder es pertinente para ser estudiado en una escuela de Estudios Políticos y es oportuno para pensarlo desde el sentido común o desde la simple cultura general. Este hilo conductor que representa el miedo, de varias maneras se va a relacionar con una extensa red de argumentos, razonamientos y explicaciones interesadas o a medias. Dicha literatura pasa por la académica, se cuela en historias no confirmadas, sigue hasta cuentos infantiles, llega a la literatura de ficción… ¡En fin!
Como ustedes observan acá traje once libros, – para los que sean paranoicos el número once no tiene nada que ver con el 11 de septiembre- , pero hay once textos que traje, en donde se transitan fuentes tan serias como el Ciudadano o el Leviatán de Hobbes y fuentes, tan poco serias, como este libro que se llama La Línea de Sangre del Santo Grial de Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln que fue uno de los primeros textos que sirvió de inspiración -no citada- para los textos de Dan Brown y su Código da Vinci.
El poder político, cuando se excede de sus propios objetivos racionales se ve a sí mismo como poder absoluto; el poder absoluto, también está justificado en teorías más o menos violentas. El poder absoluto implica también, que se utilicen métodos que son, unos claros y otros no tan claros. Por eso, se habla de poder oculto, de poder tras bambalinas, del poder tras bastidores. El poder es un arcano, diría Michelle Senellart en sus Artes de Gobernar.
La teoría de la conspiración se articula perfectamente para potenciar este tipo de interpretaciones, porque en última instancia es, como comentaba al principio, una hipótesis de trabajo que trata de explicar hechos históricos o políticos, como fruto de oscuros complots, de versificaciones poco convencionales.
LA CONSPIRACIÓN Y EL ENTRETENIMIENTO
Ahora, pensemos en productos culturales, especialmente en el entretenimiento. Todos hemos estado expuestos a series de televisión o a películas de cine que trabajan este tema. Así, pareciera que los primeros en trabajar la teoría de la conspiración como un hilo conductor, como arco argumental, como trama dramática en la TV fueron los creadores de Expedientes X o X Files. Esta serie, original de Chris Carter se apoya en lo que en la comunidad de inteligencia describe como una operación de Cover Up, una cubierta o engaño que generaba el gobierno para ocultar la presencia alienígena en la tierra; esa digamos que es, la fábula horizontal de la serie, luego verticalmente a ella, ocurrían cualquier cantidad de eventos: los protagonistas se enfrentaban con monstruos, espíritus, vampiros etc. Es decir, con todo lo irracional pre decimonónico, con todo lo irracional de la modernidad –asesinos en serie, grupos de irredentos, experimentos nucleares- y con todo lo irracional, en clave de sensibilidades globalizadas –contaminación, manipulación genética, manejo guerrerista del clima, etc.-
Este poder político que busca el poder absoluto tiene diversas fuentes, entre ellas, incluimos, sin pretender agotarlas: a) las simbólicas, b) las históricas, c) las psicológicas y d) las místicas. Dentro de las fuentes simbólicas encontramos todas aquellas imágenes que están dentro del inconsciente y que potencian ciertas ideas-fuerza.
A ver, por lo general, existen fuentes simbólicas muy importantes dentro del poder absoluto, el cual se apoya en la representación y en la asociación de personas, lugares o apellidos a la par de animales. Se valen de la imagen del león, del águila, del tigre, del dragón, del basilisco… esto es, animales que representen poder sobre otras especies. Por lo general, siempre son depredadores, y en otros casos, no son todopoderosos –en términos de sujeción- pero sí astutos, como la serpiente.
Así, tenemos una serie de fuentes históricas en donde se diseña una pequeña genealogía. Ciertos apellidos se repiten, a lo largo de la tradición, ciertos apellidos que pueden ser de la realeza -o apellidos que han obtenido poder político o poder económico- se constituyen en sí mismos en un significante de poder, al mejor estilo de la neoplasia de la connotación, como dirían los semiólogos. Es decir, simplemente con tener determinado apellido, ya eres importante y tienes literalmente el camino andado para obtener tus objetivos políticos.
De las fuentes psicológicas, el principal de los medios de distracción o de influencia es el miedo, el cual ha ocupado el interés de la politología desde su nacimiento en clave normativa y en su posterior enlace -y deslinde- del conductismo. Parte de la lectura de estos miedos y de estas teorías se mueven dentro del marco de la llamada arqueología de la psicología social, a partir de la trilogía “valores-actitudes-creencias”. En pocas palabras, valores y creencias van a generar actitudes. Veamos un ejemplo: si yo pienso que la vida humana es irrepetible, y creo que si mato a alguien pierdo un lugar cerca de Dios, entonces yo no mataré a nadie, para ser cónsono con mis valores y creencias. En la medida que entendamos cuál es el perfil de estas personas –en este caso, seres carentes de escrúpulos- podemos aventurarnos a hacer una predicción sobre sus talantes presentes o conductas futuras.
Por último, están las fuentes místicas: éstas se relacionan también con un miedo, pero, en este caso, es un miedo a lo desconocido. Las fuentes místicas tienen que ver tanto con las mitologías personales de cada pueblo; ya sea la mitología hebrea, o la mitología griega, o la mitología romana -la cual, especialmente se conectará con los orígenes profundos del poder político anglosajón- Me refiero a dos perspectivas que parecen haberse enfrentado a lo largo de la historia -y que pretenden promover dos estilos distintos de mantener el orden político- Estas son: el poder tiránico versus el poder democrático-republicano. Estas fuentes místicas nos pueden ayudar a entender cómo el poder absoluto se ha ido manteniendo, a través del tiempo, en base a una combinatoria de estrategia política, manipulación emocional y dominación espiritual, incluida aquí su vertiente místico-esotérica.
EL SECRETISMO
El poder absoluto dentro de la conformación de sus tácticas, estilo y mantenimiento del poder, genera en sus actores una actividad clave: el secretismo. El secretismo está presente en la conformación de logias y sociedades secretas. Para muchos, la política inicialmente se trabajó en secreto –recordemos la idea del gobierno de los sabios o de los profetas tan repetida en las religiones africanas, orientales o indoeuropeas- pero, volviendo al punto, se debe elaborar la política en secreto, porque el enemigo o competidor no debía conocer tus estrategias, además debes proteger a los informantes, los lugares de reunión o todo aquel sitio donde se resguarde la información de valor oficial.
Todo esto, genera unas dinámicas internas, en las cuales se necesitan santos y señas para salir o entrar en una reunión, se necesitan nombres falsos, para no caer luego presos o ser asesinados por el enemigo, etc. Esta naturaleza del silencio por la causa o el partido, fue generando una dinámica sectaria, incluso de ejercicio profesional: todas las logias y sociedades secretas –y, claro está, cada una de las personas que están allí adentro- tienen que compartir un conjunto de arcanos. De hecho, existe toda una mitología alrededor de las primeras logias masónicas, la cual gira sobre el supuesto asesinato de Hiram.
LA LEYENDA DE HIRAM
Hiram era un maestro constructor, responsable del templo de Salomón, el cual estaba inaugurándose en Egipto. Para obtener más dinero, los protomasones de esta historia -que son constructores y obreros- tenían un santo y seña, para saber quién, era el que tenía un grado mayor que otro; así, se saludaban con ciertos toques de mano y señales disimuladas.
Con esto, los de más alto rango habrían de recibir mayor pago, debido a la profundidad de sus conocimientos. Es así como dos de los obreros, que estaban allí dentro trabajando, deciden robarse esos secretos, extraérselos a la fuerza a Hiram. Dándole una paliza, lamentablemente lo asesinan y deciden enterrarlo bajo un árbol de acacia. De aquí en adelante, se dice que para que exista una logia con objetivo claro de poder debe nacer -o fundarse- con un homicidio previo.
Literalmente, ese árbol de acacia, también es un elemento ritual que se usa y traspasa de generación en generación, el cual representa no solo la fuerza espiritual, de esa primera persona que inmoló su vida -y que engendró con su sangre el nacimiento de esa estructura de secretos y jerarquías- sino que también se necesitan y se utilizan otras partes del cuerpo del árbol y del cuerpo humano, para acentuar cierta simbología ritual. Recordemos el uso que se le da en ciertas religiones africanas y afrocaribeñas a los huesos humanos, del mismo modo, recordemos la famosa escena de Hamlet hablando con la calavera, en donde Shakespeare bosqueja, a través del monólogo de su personaje, una suerte de apostilla simbólica, frente a esa relación que tienen los masones -y otras sectas imitadoras- con la calavera humana. La calavera resulta una metáfora de la fuente donde brota y se recibe el conocimiento, sobre ella, se escancia el vino y se brinda, entre hermanos, para generar una empatía universal, que va más allá de la simple amistad humana temporal y finita.
LA CULTURA POLÍTICA PARANOIDE
Estas dinámicas sectarias se traspasan argumentalmente hasta las biografías y mitologías grupales e individuales, las cuales alimentan la truculencia literaria de las actuales teorías conspirativas. Estas, muchas veces encajan perfectamente con la cultura política de ciertos pueblos. Por ejemplo, los norteamericanos se fascinan con las teorías de la conspiración, debido a que tienen una visión paranoide de la política -recordemos la reflexión de Douglas Hofstadter en su texto The Paranoid Style in American Politics– en especial, no sólo debido a que tuvieron un proceso de independencia muy largo, sino porque al ser un país, en el cual se llevaron tanto las virtudes como los vicios de Europa, se veían reflejados todos esos conflictos originales del continente: católicos versus protestantes, las propias luchas internas entre los protestantes, las querellas entre jesuitas y otras órdenes de la iglesia, el crecimiento paulatino que han tenido en el siglo XX otras órdenes como el Opus Dei o los Legionarios de Cristo. Por ello, para los norteamericanos, es muy fácil caer en este tipo de juegos truculentos y de distracción. Hay una película que resume varias de estas teorías conspirativas en clave moderna, pero, que para nada parece retirarse de la argumentación o racionalización que pudieron haber realizado los Carbonarios en el siglo XIX. Este film, es de Oliver Stone y se llama JFK. Allí se ilustra la teoría de la conspiración, desde la perspectiva del realismo político. Allí, las visiones místicas, religiosas y las metafísicas quedan de lado, al enfocarse en los poderes económicos, políticos y militares en pugna durante la guerra fría. En el caso de JFK vemos que el estilo literario contagia a la cámara con ese estilo narrativo delirante, que uno puede conseguir en los tratados del género.
Los compendios de la teoría de la conspiración se mueven en un terreno bastante inexacto, desde el punto de vista de la metodología o de la contrastación de los hechos. De hecho, se le trata como pseudo historia, porque una explicación lógica con una relación causa–efecto, de la cual cualquiera de nosotros puede interpretar racionalmente, ellos pueden tergiversarla y falsificarla hasta volverla una pieza de ficción.
Por ejemplo, haciendo un ejercicio de fantasía – y esto es perfecto para crear un guión de Hollywood: toda la vida nos han dicho que Cristóbal Colón descubrió América. A lo mejor, dentro de dos años aparece alguien diciendo que no fue Colón sino una mujer quien llegó al Nuevo Mundo, que Colón en realidad era una señora. Así sería divertidísimo ver cómo se genera una ficción literaria a raíz de esto y ver incluso, como gran parte de las audiencias, llegan a profesar tal especie -al igual que, hay personas que creen que lo narrado en el Código Da Vinci es cierto, y no la interpretan como lo que realmente es, la invención de un autor-
En última instancia, digamos que la tradición literaria norteamericana tiene una predisposición –un culto no explícito a la historia política romana- y unos rasgos paranoides –estimulados por los históricos ataques a su organización pre y post independencia y, claro está, pre y post guerra de secesión- . Además, al igual que en cualquier parte del mundo, se han visto casos en los cuales, no se conocen todos los datos de un crimen, evento o accidente, lo que complica una racionalización sosegada o un cierre definitivo del libelo.
ABRAHAM LINCOLN
Una de las primeras conspiraciones que estudian los norteamericanos es la muerte de Abraham Lincoln. Abraham Lincoln, antes de ser presidente y durante su mandato, había denunciado abiertamente a los católicos y a la injerencia romana –vía el vaticano- en la guerra de secesión norteamericana y especialmente, había criticado a los Jesuitas como conjurados. Después de exponer esta crítica pública, es asesinado por John Wilkes Booth, casualmente, un actor católico practicante, en cierto modo fundamentalista, a los ojos del observador de hoy. De ahí, en adelante, digamos que en Norteamérica tratan con bastante atención cualquier situación que apunte a causas indirectas y motivaciones veladas de cualquier suceso político.
MÁS DE JFK
En la vida real, se escucha decir que no hay que meterse con mucha gente al mismo tiempo, porque cuando venga el golpe no vas a saber de dónde viene o quién es el autor del ataque. Volviendo al tema de JFK, pareciera que éste presidente estaba tratando de hacer una “revolución”, o si no al menos una sustitución de actores en puntos clave. Se había enfrascado en concretar un giro de responsabilidades y tareas, un desplazamiento de elites en ciertas actividades políticas y militares. Por ejemplo, en el caso de la mafia existen docenas de voces -en la bibliografía histórico política y en la red, la cual hay que revisar con pinzas-, que afirman que el Pater Familiae de los Kennedy conducía, en los años 30, un camión con Frank Costello -famoso mobster Ítalo-americano- con el cual contrabandeaban whisky desde Canadá hasta EUA. De allí, los contactos reales del patriarca de los Kennedy con los gánsteres en tiempo electoral, quienes con un número cierto de votos -que administraba la organización delictiva- hicieron posible que JFK llegara a convertirse en Presidente. Se dice que una de las primeras traiciones que comete JFK -en este caso, vía su hermano Robert- es precisamente contra intereses que afectaban directamente al crimen organizado norteamericano.
Otro grupo molesto por el clan Kennedy fue el relacionado con la fallida invasión a Bahía de Cochinos –Playa Girón, en el discurso propagandista comunista- Allí, por órdenes de JFK se deja a su suerte a un grupo de cubanos en el exilio y también a un hatajo de mercenarios contratados por la CIA.
El siguiente enemigo sería el mismo gobierno cubano. Cuando se produce la crisis de los misiles,donde JFK sale de esas aguas cenagosas con una victoria -aunque realmente en política y en guerra, son pocas las victorias totales- sobre Fidel Castro y los soviéticos.
El último juanete pisado sería al de las fuerzas pro guerra de Vietnam. Durante la guerra de Vietnam una de las principales órdenes que pensaba ejecutar JFK -para mediados de su mandato- era retirar las tropas norteamericanas. Esto, prácticamente afectaba los intereses de todo el conglomerado armamentístico norteamericano, especialmente a los tejanos que eran quienes producían y distribuían las armas.
MÁS ENEMIGOS
Así, tenemos un paisaje de enemigos, un verdadero y patente ejemplo de ciertos grupos, que tienen algún tipo de interés contrario, a un poder político poco cooperador.
En este tema encontramos nuevas adaptaciones en el entretenimiento les había hablado de Expedientes X, en TV. Igualmente hay otras adaptaciones en el cine que están muy relacionadas con ese miedo que existe en el inconsciente político colectivo.
Hay una película, con la cual todos podemos pasar un domingo divertido, es la primera película de Lara Croft, Tomb Raider, dirigida por Simon West, donde enfrenta a los Illuminatiuna secta que supuestamente penetra a la masonería en el año 1776 y que ha tratado, no solamente de infectar todos los centros de poder en el mundo, sino que realmente tiene un brazo ejecutor, a través del grupo Bilderberg y la Comisión Trilateral -¡y sí le hacemos caso a los conspirólogos manejan los hilos de cuanto grupo de estudio o de conversaciones sobre temas globales encuentre usted por allí!-
Es en estos espacios literarios -los cómics, las novelas gráficas y las películas de culto- donde pareciera, que se está revitalizando la literatura de ficción. Asimismo, se están combinando una serie de elementos interesantísimos que son, digamos, todas estas historias sueltas de poderes, podercitos y de luchas intestinas, pero -y ahí está el detalle sugerente- narradas en el estilo de los contrafácticos, lo que estimula la innovación en el análisis político.
LA “NO VICTORIA” DE NÚREMBERG
Otra vertiente de la teoría de la conspiración es la que trata de encontrar a los responsables, a los verdaderos culpables sueltos o más bien el reagrupamiento de los perdedores, luego de la caída de la Alemania nazi. Nos referimos a la llamada “no victoria de Núremberg”. La victoria de Núremberg podría decirse que es que el muy publicitado juicio de Núremberg, en donde algunos de los nazis más importantes fueron juzgados y ejecutados; pero, la verdad –a los ojos de los conspirólogos- es que no fue así y el espíritu del Tercer Reich –la “no victoria” de Núremberg- vive mimetizado dentro de las grandes potencias políticas, económicas y ahora, claro está, corporativas del planeta.
LA SEUDO HISTORIA
En este punto, debemos aludir a una historia paralela -lo que hemos llamado, a lo largo de esta conversación, una línea argumental de la pseudo historia- en donde se afirma que Adolf Hitler no murió en 1945, sino que murió de viejo en Montevideo; otros dicen que murió en 1948 en un enfrentamiento contra una tropa élite, conformada por soldados psíquicos. Esta tesis está presente y sirve como una de los perfiles argumentales de un comic escrito por Mike Mignola –brevemente planteado, en un diálogo entre el profesor Trevor “Broom” Bruttenholm y el agente John Myers- Este comic se llama Hellboy. Hellboy, el film de Guillermo del Toro también revisa toda esa presencia actual, no solamente de lo esotérico en considerables grupos de poder, sino en la presencia de un conjunto de nazis, que nunca fueron aprehendidos ni ejecutados. Además de eso, existen un cúmulo de relaciones y de guiños a las capacidades del poder manifiestas de manera simbólica, y a esa combinatoria, entre magia negra y ciencia, lo que se conoce también, en notación de la era soviética, como las investigaciones Fringe.
LA SOCIEDAD DE THULE
Constantine -adaptado al cine por Francis Lawrence del comic Hellblazer de Vertigo- es una historia donde éste médium se enfrenta al demonio mismo, y en donde sigue los pasos de un grupo de nazis -el mismo grupo que después enfrenta Hellbo-, conocido como la Sociedad de Thule. La Sociedad de Thule –Thule-Gesellschaft– supuestamente fue un grupo de poder creado por Walter Neuhaus y Rudolf Von Sebottendorf, quien bebe de las fuentes de Hegel, pero la asimila para -y desde- la derecha política. Además, se vale de una serie de recursos y elementos alquímicos y mesmerizantes para lograr la cohesión de su secta. La propuesta política que hacen sectas como la Sociedad de Thule o losIlluminati -sin citar las propuestas de un famoso masón sureño Albert Pike, protegido del presidente norteamericano Andrew Johnson- es generar conflictos en el tiempo histórico, pero al haberlos provocado, poder manejar la solución correcta en el futuro, esto es en el tiempo político óptimo. En pocas palabras, la estrategia es generar una serie de crisis, y la táctica, tener previsto lo que se va a hacer, cuando las crisis acontezcan. Es lo que se entiende en la teoría del ajedrez como: el juego de una sola persona.
MOZART Y LA FLAUTA MÁGICA
En la música también hay elementos reveladores de estas especulaciones. Si hablamos de la música clásica vemos que también está presente el modelo de puesta en escena para los misterios. La ópera La Flauta Mágicade Mozart es puntualmente una iniciación masónica y cuenta con una serie –casi infinita- de relaciones que le hablan claramente al público experto en la materia. Muchos comentaristas afirman que Mozart murió a causa de haber abierto esa caja de pandora -que era correr el velo de ciertas cláusulas y formas secretas de la logia- No hay duda, de que si nos ponemos capciosos, a quien debieron haber matado fue al libretista, y no, a quien compuso la música. En definitiva, para muchos estudiosos del caso Mozart, hoy en día, se desconoce si al talentoso músico le encaminaron a los ángeles de la muerte o fue simplemente un acto del destino su partida terrenal.
Ponencia dictada el día 06.06.2006 en la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos de la Universidad Central de Venezuela. Publicado en el blog Utopías Negativas
JOAQUÍN ORTEGA
Politólogo, libretista, locutor y productor en radio y televisión
@ortegabrothers