Lo personal es político: vivas nos queremos
ANAMARÍA CORTÉS VEGA
Es un tema que nos toca adentro a muchas personas, nos afecta y es tan controversial porque no lo queremos aceptar. El spam que hay desde hace un par de días en redes sociales les puede incomodar pero también hay que entender que ese spam es lo único que podemos hacer cuando el sistema de este país nos falla una y otra vez. Las mujeres muy pocas veces sabemos lo que se siente la justicia en este tipo de casos.
Todas tenemos historias de acoso y violencia en todos los grados; unas más que otras. Gracias a la vida mis historias son fuertes sí, tengo sustos que me he llevado en bares y en la calle mientras caminaba a la U o iba para alguna parte, momentos de mucho enojo e impotencia pero por dicha se han quedado ahí, en sustos. Incontables amigas con experiencias parecidas o peores que las mías. Y ahí es donde nos preguntamos, ¿por qué todas conocemos a alguna mujer que ha sido violada, abusada, agredida, pero ningún hombre conoce a ningún violador, abusador o agresor?
Es algo tan generalizado. Tan normalizado. Me acuerdo en el cole, apenas entrando a séptimo, para las clases de inglés dividían el grupo a la mitad, yo era parte de la primera mitad del grupo y nos tocaba un profesor hombre para la clase. Había uno de los días que teníamos inglés después de recibir educación física, (el uniforme de E.F. era una pantaloneta y una camiseta equis, tenis y medias blancas). En séptimo teníamos si no me equivoco ¿13 años? Mis recuerdos en esa clase durante todo ese año fueron de acoso con este profesor, le hacía comentarios a otros compañeros hombres sobre nuestro aspecto físico, sobre la pantaloneta del uniforme, a nosotras nunca nos dijo nada pero ellos nos contaban lo que les decía el profe y las miradas que nos hacía ni para qué. Ninguna compañera de nuestra clase nunca puso una denuncia o queja formal en el colegio, sin embargo todas sabíamos que ese profe “era un cerdo” pero ahí se quedaba: era eso, “así es él”. Pocos años después lo despidieron o renunció, no se sabe realmente, pero hubo demasiados chismes alrededor del por qué se había ido. Todos eran realmente preocupantes.
Cómo las mujeres vamos a pensar que hablando algo va a cambiar, que denunciando van a parar. Cómo nos vamos a sentir seguras si crecemos en hogares donde se escucha constantemente la duda que hay hacia las víctimas, cómo vamos a denunciar si en el colegio nos acosan y nos violentan.
Para los hombres que conozco: el machismo les incumbe. No es cosa de mujeres, ustedes son los que están en una posición de poder y aunque no lo hagan a propósito o conscientemente, ustedes se benefician TODOS LOS DÍAS de esa posición que les dio la sociedad. Véanse hacia adentro y vean qué actitudes están replicando que saben que no están bien, dejen de hacerlo. Edúquense. Nosotras lo hicimos igual, las feministas pasamos por años de desconstrucción y nadie lo hizo o sigue haciendo por nosotras.
Pregúntense qué se siente estar en nuestros zapatos. ¿Han pensado alguna vez formas de defenderse mientras van caminando por la calle?, ¿Han pensado en comprarse un gas pimienta?, O ¿ponerse las llaves entre los dedos?, ¿caminar demasiado rápido incluso correr porque les da miedo que los sigan?, ¿Han pensado dos veces en la ropa que se van a poner antes de salir?, ¿Les han dicho que no acepten tragos de extraños?, ¿Les han dicho que tapen el trago con la mano o el dedo para que no les metan algo?, ¿Van juntos en grupo o pareja al baño porque les da miedo ir solos?, ¿Se mandan mensajes entre sus amigos para avisarles que ya llegaron a sus casas y si nos les contestan sienten un nudo en el estómago porque está la posibilidad de que algo les pasara?, ¿Sus mamás y parientes les han dado consejos de como “evitar” ser acosados y violados?
Es cansado todo el spam que hay en redes sociales y aveces lo que queremos es hacernos un puñito y escondernos y no saber nada más. Porque hacer cambios internos es dificilísimo y es más fácil decir “yo no soy así, yo no soy machista, que de eso se encarguen los demás” a realmente hacer una introspección y ver qué actitudes tengo que cambiar.
Piensen en el futuro y cuando vean para atrás qué les gustaría recordar. Estamos pasando por un cambio muy grande y se nos está dando la oportunidad de entender, empatizar con otras realidades y salirnos de nuestra burbuja y entender de qué forma se está contribuyendo de manera individual al problema.
Estamos cansadas, frustradas, enojadas y tristes, con miedo y angustia. La respuesta de las autoridades y de las personas en general cada vez que hay un femicidio o feminicidio es dudar de la víctima, es cuestionar cómo andaba vestida, por qué la mamá no estaba más pendiente, por qué andaba sola a esas horas, por qué no tenía título universitario, por qué estaba afuera en pandemia y una lista interminable de porqués. Al violador o femicida nunca se le cuestiona, nunca se le dice que estuvo mal. Se toma como si fuera “algo que pasa siempre”.
Tal vez para ustedes es “que pereza de nuevo con este spam” bueno pero es que para nosotras es demasiado real. Para nosotras es una amenaza que ha estado ahí desde siempre y que nos hemos acostumbrado a vivir con ella e incluso llegamos a verlo como algo que le pasa “a las mujeres” pero no a nosotras ¿?, y al mes siguiente cuando empiezan a salir las noticias y denuncias nuevas ahí esta el golpe de realidad y nos damos cuenta que es algo demasiado tangible y real y lo único que nos queda es hacer spam en redes sociales e incomodarles un poquito sus días.
Hombres de nuevo (y mujeres que reproducen el machismo también) Les voy a dar un consejo; cuando una mujer les dice que su comentario, comportamiento, etc, está siendo machista, irrespetuoso o las está incomodando de alguna forma paren, den un paso atrás y escuchen. No los están atacando ni quieren oír una respuesta tipo “ay sorry era una broma”, “ay que exagerada no te lo tomes a mal vos me conocés” o innumerable comentarios así, PAREN; aprendan. Los comentarios y chistes machistas... todas hemos estado en situaciones donde conocidos y cercanos hacen este tipo de cosas: ustedes entienden que esas bromas, esos estereotipos de que las mujeres por hacer exactamente lo mismo que los hombres son “zorras”, “perras”, “fáciles”, la revictimización y duda constante hacía las víctimas de violencia, los grupos de WhatsApp donde sus amigos pasan fotos de mujeres sin su consentimiento son la base que sostiene y que alimenta el machismo. La punta de esa base son los golpes, violaciones y femicidios. Piénsenlo. No son graciosos ni simpáticos y estamos cansadas de forzar risas para evitar momentos incómodos cada vez que nos ponen en esa posición. Paren.
VIVAS NOS QUEREMOS.
ANAMARÍA CORTES VEGA
Estudiante de Psicología, joyera en @Hijas y feminista