Las tumbas de la humanidad
Dudo muchísimo que algún día lo logre. Escribir un relato sin humanos ni antropomorfizaciones. Escribir un relato en el lenguaje de los bosques. Hablar como hablan los altos palos de ojoche con las bromelias, los líquenes y las gotas de sereno que se condensan en la tarde.
Como lo que hizo Calvino con las ciudades.
Pero, en vez de arquitecturas del deseo, en vez de símbolos y gramáticas imposibles, erigir eternas mansiones verdes semejantes a las de Guillermo Hudson.
Pese a la feroz prevalencia de la incertidumbre, pese a la apabullante desnudez de la vida transitoria, los bosques son ajenos a la obsolescencia. Su forma de existir es la permanencia. Es decir, son lo contrario a las ciudades donde todo es evanescente, dudoso, y donde los sujetos son máscaras de humo y niebla.
Benjamin se refiere a esa otra París, la París invisible, subterránea. Es, apunta, una sombra gemela de la París de la superficie.
Hoy, sin embargo, habitamos más la fibra oṕtica que las calles. O dicho de otro modo: construimos sentido de realidad habitando la fibra óptica. La ciudad, con su furiosa degradación, es la sombra gemela, es la catacumba y la cloaca de la virtualidad. Y, como en Delicatessen, la peli francesa de los 90, quienes la habitan son trogloditas que resisten desde las oscuras profundidades.
En otro momento teníamos más consideración por los espacios habitados por los muertos que por los espacios habitados por los vivos. Nos relacionábamos con los cementerios, digamos, con gesto de solemnidad. En todos ellos, recuerda Eric Vuillard, siempre hay una parcelita mal cuidada, recubierta de una pesada trampilla, sin cruz, sin nombre, sin nada. Son las tumbas de los pobres y, según Vuillard, hay que quererlas mucho porque son, también, las tumbas de la humanidad.
Hoy probablemente sentimos más respeto por un perfil de redes sociales que por un mausoleo.
Facebook cuenta con cerca de 2500 millones de usuarios. Se trata de usuarios que comen, beben, defecan, estornudan y mueren. A las 10 de la mañana de un martes 16 de marzo del 2021 se registran casi 70 mil muertes. Es decir, casi 70 mil muertes solo en lo que va del día. Las tumbas de la humanidad son, quizás, esos millones de cuentas de usuario desatendidas después de la muerte. Y probablemente, en un futuro no muy lejano, también alguien querrá escribir relatos sin humanos ni antropomorfizaciones. Solo que en vez de pretender hablar en esporas, hablar en clorofila, hablar en la temporalidad de la vida, ese alguien querrá hablar en Big Data y algoritmos.
FABIÁN COTO CHAVES
@fabicocha