@Guerra

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18:32 – 2 ene. 2020: desde la cuenta @realDonaldTrump se postea una pequeña bandera de los Estados Unidos. Entre los más de 140 mil retweets y más de 630 mil “me gusta”, alguien recuerda amigablemente:

  • 14:39 – 9 Oct 2012, @realDonaldTrump: “Now that Obama´s poll numbers are in tailspin – watch for him to launch a strike in Lybia or Iran. He is desperate.

  • 10: 44 – 25 Sep 2013, @realDonaldTrump: “Remember what U previously said – Obama will someday attack Iran in order to show how tough he is. (Sic).

Hoy, 3 de enero de 2020, no puedo evitar pensar en el azaroso párrafo que escribiera Mircea Elíade, casualmente introduciendo su “Eterno Retorno”, que dice: 

“En el detalle de su comportamiento consciente, el “primitivo”, el hombre arcaico, no conoce ningún acto que no haya sido planteado y vivido anteriormente por otro. Lo que él hace, ya se hizo. Su vida es la repetición ininterrumpida de gestas inauguradas por otros”.

Esto conduce a conjeturar, a contrario sensu, que Suleimani estaría vivo, de no haber recurrido al impeachment. Por otra parte, un sujeto nacido en 1941 prefiere recordar que “tuvo razón sobre Vietnam. Que tuvo Razón sobre Irak” y dice, sin reparar en disculpas, que hará “todo cuanto esté bajo su poder para prevenir una guerra con Irán” (3:45 – 3 ene. 2020, @SenSanders).

Decir que la paciencia pende de un delgadísimo hilo es hasta halagador. Un hecho aisladamente ejemplar: hace dos días al papa le dolió que lo halaran de la mano y reacciona con un manotazo. A las 16:12 me cuestiono toda la realidad con un contraejemplo; ¿es acaso plausible afirmar que “@realDonaldTrump acted and what he did was righteous”?, o ¿Hugh Hewitt… existe? (17:38 – 3 ene. 2020, @hughhewitt). 

Donald Trump aparece en un episodio de The Jeffersons (la comedia de los 80s), titulado “You´ll never get rich”, después ordena un ataque con drones en el aeropuerto de Bagdad, tras el cual muere uno de los estrategas en jefe y ejecutores de la política regional iraní: el general Qasem Soleimani. El paramilitar lideraba el ala de operaciones exteriores de la Guardia Revolucionaria, la llamada Fuerza Quds, declarada grupo terrorista por Estados Unidos.

El tiempo que pasó entre la aparición de Trump en The Jeffersons y el acto ejecutivo que sumiría al mundo en una anticipada y ansiosa contracción, es asintótico, elusivo, bien pudo haberse tratado de un segundo o 35 años. A las 4:44 – 3 ene. 2020, @realDonaldTrump dice: “Iran never won a war, but never lost a negotiation!

Según los datos de Google Trends, el hashtag #WWIII comenzó a ser tendencia el viernes mismo, inmediatamente después del ataque, un 76% de las interacciones está compuesto fundamentalmente por gifs, memes y bromas, el resto opiniones atómicas (irónicamente), entre las que destacan aquellas que ven el discurrir de los acontecimientos actuales como un preámbulo  y una asociación entre Ezequiel 38:22 y la descripción de una guerra nuclear.

Mencionar Ezequiel fácilmente alude al cómplice silencio de Israel. Irak es actualmente la última línea de sostén en el conflicto israelí con Irán. 38 años después del ataque aéreo al reactor nuclear de Osirak en Irak y la sucesiva Doctrina Begin, Israel atacaba de nuevo territorio iraquí en agosto 20 anterior; antecedente también de las elecciones a las que tendría que enfrentarse Netanyahu en medio de acusaciones por corrupción.

  • 2:40 (hora iraquí) – 17 ene. 1991: desde Al Rachid en Bagdad, un corresponsal  anuncia que “la guerra acaba de empezar”. La primera guerra televisada, la primera guerra de película, la primera guerra ubicua. 

  • 17:03 – 3 ene. 2020: Me pregunto si es la misma “guerra”.

  • 0:17 – 3 ene. 2020, @TravelGov: #Iraq: Due to heightened tensions in Iraq and the region, we urge U.S. citizens to depart Iraq immediately. Due to Iranian-backed militia attacks at the U.S. Embassy compound, all consular operations are suspended. U.S. citizens should not approach the Embassy.

¿Actúa el miedo, en esta puesta? Los primeros acoquinados son los mercados, los precios del crudo se dispararon, básicamente los inversores despertaron  con la noticia del ataque, lo cual disparó su connatural susceptibilidad y esquizofrenia; esto provocó de inmediato que los precios pasaran de $2 a más de $69 (Brent) el barril el viernes mismo, provocando la apetencia por activos como el oro o los bonos de gobierno y ganancias para BP y Shell.

Pensar en una guerra en 2020, es pensar en todas las guerras al mismo tiempo. Es concebir un espacio ubicuo, inmediato y atómico (no nuclear) para cada una de las realidades concomitantes que acontecen al mismo tiempo. Desde la aséptica y televisada guerra del Golfo del 91, nunca más concebimos el horror como una amenaza adyacente pero si como una realidad consustancial.

Desde entonces seguimos un camino sintético en detrimento la condición de ser sujeto en una guerra, pelean los actores a través de la pantalla (Bush anuncia en el 91 el inicio, en vivo), las imágenes son un consumo indolente y desapasionado, cada vez más “gore” pero cada vez menos “core” (por más “cheesy” que eso suene) y hemos alcanzado un nivel de precisión quirúrgica en las intervenciones militares, tan anestésica, tan abstraída, tan pantalla táctil, que nuestras realidades arquetípicas parecen confundirse.

La pantalla nos provee de miedo, desazones, hilaridad, continuidad y compañía, en medio de una hipótesis de dominó que ocurre en un instante cuántico en el que todo es un meme: desde el acto ejecutivo que ordenó el ataque hasta los opinólogos neoaislasionistas que lo aplauden. Todo sucede en un chasquido a vista y paciencia de todos., mientras nadie en el mundo duerme.

Esta es una realidad de cuerdas, tan ambigua como la impronta que le es esencial.

LUIS CARLOS OLIVARES

luigyom@hotmail.com