Costa Rica y su Paraíso

DANIEL BOJORGE

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Proust en la obra En busca del tiempo perdido , nos regala la imagen del territorio de su infancia: Un campo idílico e inaccesible, una suerte de Edén del que fuimos expulsados para no volver. Y es que, en el fondo, todas y cada una de nuestras certezas son Paraísos perdidos , como el título del texto Milton. Buscamos de manera desesperada creer en algo. Necesitamos aferrarnos al timón de la realidad porque navegar sobre la incertidumbre parece ser un camino demasiado peligroso.

Todavía hoy nuestro país parece necesitar creer en algo.

Para llegar a mi casa desde el trabajo, debo tomar la ruta frente la sede Omar Dengo de la Universidad Nacional. En los últimos días ha habido más gente allí que lo regular. Los estudiantes de dicha casa de estudios tomaron el edificio de Rectoría y a su vez, la calle y la vereda que colindan con este edificio. Esto se debe, a la sazón, a un redireccionamiento del Fondo Especial para la Educación Pública Superior (FEES) por parte del Ministerio de Hacienda que generó dudas sobre los presupuestos para el próximo año en las Universidades Estatales. Y aunque ha sido debatido ampliamente en la esfera pública, este tema mantiene un pulso entre grupos de poder que hoy movilizan Costa Rica.

Sin embargo, no quiero abordar aquí las razones que han llevado a los distintos grupos a enfrentarse. Como dije, nuestro país, es decir, su gente, necesita creer en algo.

En el mismo campo de batalla coexisten estudiantes que llevan más de cinco días de protestar en la calle y más de ciento cuarenta policías que representan la otra cara de la protesta. Cada uno es embajador de su propia Utopía, de sus creencias.

Pero, por sobre todo, lo que me interesa es la siguiente imagen: Un cordón humano de oficiales de seguridad que generan una barricada que cerca a los estudiantes. Dos ideologías. Los unos, luchando por su concepto de Universidad, llevando el peso del desprestigio social gracias a los medios de comunicación. Los otros, representando la oficialidad, el “orden” y la “paz”.

¿Qué diferencian a unos y a otros? En análisis básico, casi todo. Pero hagamos zoom a esa imagen. Una persona agotada por la gran cantidad de horas de estar en ese sitio. Escuchando a gente ir y venir, luchando por algo en lo que no precisamente cree. Jerarquías, planes y autoridades. Una estética en cuanto a la vestimenta. La búsqueda del cumplimiento de un ideal, de un Paraíso. ¿Estoy hablando de un estudiante o de un policía? ¿Importa? Parece que no. Una frágil línea que separa a unos y a otros. ¿Cuántos centímetros habrá entre la cara del uno y del otro? El “problema” de los márgenes es saber dónde están.

Volviendo a Proust, cada uno sigue buscando la ruta a su Paraíso perdido. El asunto, quizás, es que nunca hemos salido del Jardín y hemos vuelto de nuestro país, como el título del libro de Alexander Obando, el más violento Paraíso .

Daniel Bojorge

Docente y Escritor