Confesión del frasquito de la lotería

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Recién había cumplido 7 años.

Después de mecerme estrepitosamente en la hamaca más musical del mundo y pasar lista mental de los acontecimientos significativos de la última lectura de Los Hollister, fui a bajar aguacates del árbol del patio de atrás; que colindaba con una propiedad donde abundaban los venaditos. 

Luego salí a jugar rayuela a la acera frente a la casona de mi tía abuela. 

El clima perfecto de Atenas lo sentí desde adentro del vientre de la Reina Hipólita, y cuando ya estuve afuera lo reconocí como una caricia más. 

Había lugares fuera del hogar cuyos distintivos aromas me transformaban en otra criatura…

La iglesia. El deseo sin cumplir de ser elegida como angelita para las procesiones de Semana Santa. Muy negrita la chiquita. 

Yo no registraba que esas benditas angelitas (balanceándose sobre nubes de tul cargadas por musculosos hombres en prístinas minifaldas blancas y sandalias) todas eran rubias y ojiverdes. Todas. Ni una sola angelita chumeca. Vaya, vaya.  

Bueh, la iglesia de Atenas era un vivero de azucenas invisibles, más su condensación mezclada con olíbano perenne, impregnaba de dulzor las mea culpas y confesiones de todo el pueblo.

Yo me preguntaba qué tenía de malo hacer fila dos veces para comer hostias mientras daba las gracias porque ahí mismo y después de muchos intentos de cerrar y abrir los ojos sin darse el milagro de conseguir cambiar a pigmentos básicos angelicales; a puro deseo y terquedad me transformé en querubín. Con alas, eso sí, enormes alas y a tal punto que me cambié el nombre. No respondía a nada más que a "Anguelita", así con gue.   

El restaurante de Callito. Mejor dicho, la esquinita de la barra donde preparaban el pichel diario de Leche Tica: ron colorado, canela, azúcar y leche a punto de hielo mezclados en un ruidoso cohete enano de tres velocidades. Ese era y es el elixir post almuerzo más delicioso de la vida y los recuerdos. Tragar 1/2 chupón no era suficiente (tomé chupón forever, lo recomiendo), ingerir más cantidad me daba sueño - el horror! 

Así que de puntillas cruzaba los pasillos, el zaguán, la fuente de seis metros del patio abierto en el corazón de la casona hasta llegar al refrigerador y abrirlo sigilosamente; jalar la repisa hasta tener el glorioso recipiente de Leche Tica al frente mío y consumirme en él. Metía la cabeza, la nariz a un milímetro del líquido y así fue como descubrí los beneficios de la aromaterapia. Embriagada avec Parfum d' Pichel hecho en Callito, me convertía en arqueóloga; una precoz versión de Indiana Jones. Cuando la casona se unía a los ronquidos de la siesta de las viejitas, investigaba en baúles y armarios prohibidos. Encontraba imágenes sepias de gente muy bien vestida saludando desde un barco, castañuelas con las cintas hechas hilitos y sus detalles de florecitas de barniz salpicados por el tiempo, chales y vestidos sumergidos en naftalina y raíces de violeta, monedas extrañas, novelas románticas - sus páginas con más arrugas que mis antecesoras. 

La pulpe de la esquina. Qué bouquet! Bolsas de papel, carbón, betún, granos secos, culantro fresco, café, tabaco, pinolillo, el ocasional cable de la transetilla o del abanico quemándose, la dulzura de la madera comida y pulida por el paso de los pasos, la mentita lechosa del frasco de confites siempre mal cerrado, y la Glostora para los pocos pelos de don Rabietas, el señor mayor cascarrabias dueño de la pulpe que ahora entiendo no era tan mayor y que tampoco tenía pelos en la lengua.   

Al terminar la siesta del seno materno, seguía mi día colándome por la puertilla trasera de la pulpe.

"¿Qué te pazó en la mano que tenéz zolo 3 dedoz? ¿Me dejáz meter la cara en el zaco de arroz otra vez; bueno laz manoz...zolo un minuto porfiz?"  

Don R. me espantaba hacia afuera, yo me clavaba pulpe adentro, hasta posicionarme detrás del mostrador, para atender. 

"Bueeenaazz taaardeeezzz enquelepuedozervir, hoy tambien va a pedir fiado? "- Mis aspiraciones a administración de negocios truncadas, Don Rabietas siempre me mandaba de vuelta a casa con una gran sonrisa lateral y con quejas a mi abuela y a mi tía abuela de frente.  

Esa tarde de regreso de la pulpe con las manos llenas de confites de mora, melcochas de coco y la derrota de no haber cautivado a nadie, ni un cliente; Michelle crunch crunch ma belle crunch crunch sont des mots qui vont très bien ensemble crunch crunch... masticaba al ritmo de la canción uno de los bizcochos con queso hechos por mi abuelita y al levantarme de la silla en dirección al oráculo mal llamado hamaca, dije: “estoy aburrida”.  

Su voz, firme y dulce respondió "mi amor, solo los tontos se aburren"

Pegué un brinco y casi lloro. ¿Cóóóóómo? ¡¿Me estáz diziendo tonta?! ¡Mamáááá yo no zoy toooonnntaaaa! La indignación. El asombro. El indignsombro.  

Con la mirada más allá de sorprendida, busqué los ojos de mi cómplice número uno, mi abuelita claro...la sabiduría matriarcal respondió subiendo una ceja hasta donde la piel se convierte en cabellera. Esa expresión validó la afirmación de mi progenitora. Wow, talk about crash course de actitud ante la vida. Nada que hacer. Silencio otorgante. 

Creo que esa fue la primera vez que me tragué un insecto volador no identificado. Quedé boquiabierta hasta que sonaron los grillitos nocturnos.

Desde entonces, nunca en la vida no solo no me he aburrido, tampoco lo he pensado ni sentido.  

Apuesto mi Reino de Surikata a que nadie (excepto mi abuela Alice e Hipólita mater et magistra, esa vez hace muchas lunas) me ha escuchado expresar aburrimiento. Me arrugo como babosa bajo amenaza de ser llevada al Salar de Uyuni cada vez alguien busca empatía de mi parte al compartir su aburrimiento por algo o por todo en la vida. Como un Asperger selectivo, durante años y hasta hace muy poco, cada vez que alguien me decía estar o sentirse aburrido, yo repetía en voz bajita, muy baja: "Solo los tontos se aburren...".  

Confieso que lo siento como un super poder, como la facilidad para transformarme con los aromas que tenía de peque. 

No tengo idea de qué significa estar aburrida, lo cual no me exonera de ser una aburrida; y esa es otra herstory.  

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SURIKATAFLOW

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