Irritante demagogia con la amnistía tributaria

CARLOS FRANCISCO ECHEVERRÍA

La amnistía tributaria es un mecanismo de emergencia que utiliza el Estado para captar dinero rápidamente, en situaciones críticas. Consiste en ofrecer, a quienes tienen disputas con el fisco por el pago de impuestos, que si renuncian a sus reclamos y pagan lo que originalmente se les cobró, se les eximirá de pagar multas e intereses acumulados. Se trata claramente de una medida excepcional, que un gobierno sólo utiliza cuando le urge mucho el dinero, como fue el caso en Costa Rica el año pasado a raíz de la grave situación fiscal que esta administración heredó de la anterior. En concreto, se venía el pago de aguinaldos y de vencimientos de deuda, y el gobierno no tenía fondos para hacer frente a esas obligaciones.

Vale la pena subrayar que en la amnistía lo que se condona son multas e intereses, no los impuestos en sí; estos se pagan tal como los haya fijado el Estado, en su totalidad. Los deudores renuncian a cualquier reclamo, aunque estimen que se les está cobrando injustamente, a cambio de ahorrarse multas, intereses, y los considerables gastos legales que implican los juicios tributarios. Lógicamente, los mayores montos en litigio corresponden a empresas e instituciones grandes. Por eso no debe sorprender que entre los principales "beneficiarios" de la reciente amnistía estén los bancos estatales (Lo de beneficiarios es relativo; recordemos que ellos están renunciando a sus reclamos, que podrían ser perfectamente legítimos). Tampoco debe sorprender que los montos sean altos. En materia tributaria siempre hay grandes disputas, en todo el mundo y más en nuestro país, con sus abigarradas leyes.

Ahora, el diputado Villalta y el Semanario Universidad anuncian que, en los casos de algunas empresas, lo que recogió el Estado por la amnistía es menos que las multas y los intereses condonados. En otras palabras, que si bien Hacienda logró resolver el problema inmediato con esos ingresos, con los cuales pagó aguinaldos y deuda, el monto a que renunció por multas e intereses es, en ciertos casos, un poco mayor que lo recaudado. Ese tipo de planteamiento, claramente orientado a irritar a la opinión pública, se basa en la falsa premisa de que el Gobierno ganaría todos los juicios tributarios pendientes, lo que le permitiría cobrar todas esas multas e intereses, cosa altamente improbable. Lo que se hace es comparar dos cifras: una real, que corresponde a lo recaudado en efecto por Hacienda, y una totalmente imaginaria o hipotética, que presume el triunfo gubernamental en todos los juicios tributarios con los contribuyentes que se acogieron a la amnistía.

Se ignora, por supuesto, que incluso si el Estado ganara todos esos juicios el dinero hubiera ingresado lentamente, a lo largo de muchos años. Además se olvida que, de no ser por la amnistía, el gobierno hubiera entrado el año pasado en una situación de insolvencia. Porque de lo que se trata es de armar alboroto, y de perpetuar la idea de una conspiración de ricos contra pobres. Eso sí, con el aguinaldo bien guardado en el bolsillo.

Carlos Francisco Echeverría

echeverria21@gmail.com